El arranque de Ezequiel Medrán como entrenador de Colón está lejos de lo esperado. En tres partidos dirigidos, el Sabalero apenas sumó un empate y dos derrotas, números que profundizan la crisis futbolística de un equipo que no levanta cabeza en la Primera Nacional.
Pero más allá de los resultados inmediatos, surge una pregunta inevitable: ¿por qué Colón no mejora, pese a que ya pasaron cuatro entrenadores en una misma temporada?
Un plantel sin respuestas y con futuro incierto
Los números son lapidarios: Colón perdió 18 de los 30 partidos disputados en el campeonato, una cifra que refleja el desastre futbolístico que atraviesa.
A esto se suma un dato clave: el plantel sufrirá un recambio de casi el 80% para el año que viene. Muchos de los jugadores ya saben que no seguirán en el club y, en consecuencia, no se sienten parte del proyecto. Es probable que varios, incluso, enfrenten a Colón con otra camiseta en 2026, levantando centros precisos que hoy ni siquiera pueden ejecutar con la rojinegra.
Lo de Colón ya no es una cuestión táctica o técnica: es mental. El equipo entra a jugar los partidos bloqueado, sin confianza, sabiendo que cualquier golpe en contra lo derrumba.
A esa falta de carácter se suma un déficit físico evidente: los rivales lo superan en intensidad, corren más y ganan en cada pelota dividida. La preparación y el estado general del plantel están muy lejos de lo que exige un torneo tan competitivo como la Primera Nacional.
Los entrenadores no alcanzan en Colón
Ni Ariel Pereyra, ni Andrés Yllana, ni Martín Minella, ni ahora Ezequiel Medrán pudieron cambiar el rumbo. El denominador común es claro: los jugadores son los grandes responsables de este presente.
La camiseta de Colón pesa, pero este plantel no tiene la jerarquía, la fortaleza ni el compromiso para estar a la altura. Y así, el equipo se hunde fecha tras fecha, sin encontrar salida.
👉 Seguí todas las novedades de Colón y el deporte santafesino en www.adrieldriussi.com.ar
