El fútbol argentino está de luto. Falleció Roberto Cejas, el hincha santafesino que se convirtió en parte eterna de una de las imágenes más icónicas de nuestra historia: aquel hombre que levantó a Diego Armando Maradona en el estadio Azteca tras la consagración de Argentina como campeón del mundo en 1986.
“Diego sabe cuánto pesa la Copa, pero yo sé cuánto pesa Diego con la Copa”, decía con orgullo, años después, cada vez que le pedían recordar aquel momento irrepetible.

De Santa Fe al Azteca: el viaje de su vida
“Si mañana ganamos, me voy a México a ver la final”, le dijo a sus compañeros de trabajo antes del partido contra Bélgica. Y cumplió.
Argentina venció 2-0 con dos golazos de Maradona y Roberto emprendió su sueño hacia el Estadio Azteca, donde el destino lo esperaba.
Llegó el sábado a la tarde, un día antes de la final, y se reencontró con amigos que estaban en México desde las fases anteriores. Eran siete, pero solo tenían cinco entradas. “Le dimos una ‘lana’ al de la puerta y pasamos como tiro”, recordaba entre risas. Desde una tribuna baja, muy cerca del campo, vio la historia hacerse presente.
El día que tocó el cielo con las manos
Cejas presenció los goles del “Tata” Brown y Jorge Valdano que ponían a Argentina 2-0, y sufrió como todos cuando Alemania lo empató 2-2. Pero fue testigo privilegiado del pase mágico de Diego a Burruchaga para el 3-2 final que nos dio la gloria.
Cuando sonó el pitazo, saltó a la cancha junto a otros hinchas argentinos. “Nos fuimos a la altura del córner, amagué a los policías y saltamos al campo. Saltaba, daba vueltas, cantaba, pensaba que algún día me vería en el video”, contó alguna vez.
Y entonces ocurrió lo inesperado: Maradona se detuvo frente a él.
“Me lo choco, se da vuelta, me mira y ahí se me ocurrió alzarlo”, relató.
“No sé cómo hice para correr toda esa vuelta olímpica con él en los hombros. Era imposible ver, Diego me guiaba. La mano de Dios me puso ahí”.

El recuerdo imborrable de Roberto Cejas
“Le pedí un botín o el pantalón, algo, y me dijo: ‘Los botines son para mi vieja’. Me quedé con el pantalón de Garré, aunque después me lo robaron”, contaba entre risas.
Recién al día siguiente, cuando vio las fotos en los diarios, tomó dimensión de lo que había vivido: “No me di cuenta que había llevado a Maradona con la Copa. Después, cuando regresé al país, la gente me reconocía por todos lados. Me invitaban a comer, me abrazaban, fue increíble”.
Hoy, esa imagen recorre el mundo y sigue emocionando a generaciones.
“Mis nietos me ven en la tele y dicen: ‘Ese es el abuelo llevando a Maradona’”, solía decir con orgullo el “Caballo blanco de San Martín”, como le decían sus amigos.
Roberto Cejas será recordado por siempre como el hincha que levantó al más grande de todos, el santafesino que tocó el cielo con las manos.
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