Unión está en problemas. Cuatro partidos, tres derrotas, un empate y ninguna victoria. Un arranque que no solo preocupa por los números, sino también por las sensaciones que deja el equipo dentro del campo. El Kily González no encuentra la fórmula y el equipo parece haber perdido esa intensidad que lo caracterizaba.
Más allá de los resultados, el mayor problema es que Unión juega mal. El patrón se repite: flojo primer tiempo, reacción en el segundo y la sensación de que cuando el equipo se despierta, ya es tarde. Entonces, la pregunta es inevitable: ¿qué le pasa a Unión?
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Un inicio para el olvido
El principal problema de Unión ha sido la falta de contundencia y el flojo rendimiento en los primeros tiempos. En cada partido, el equipo entró desconectado, cediendo la iniciativa al rival y permitiendo que le marquen la diferencia. Esto obliga al Kily a realizar cambios en el complemento, donde se ve una reacción, pero que hasta ahora no ha alcanzado para revertir los resultados.
Otro aspecto clave es que, a pesar de que el entrenador recibió los refuerzos que pidió, el equipo aún no se acomoda. Da la sensación de que el sistema de juego está agotado o que los jugadores que llegaron no encajan en la idea inicial. El DT ha probado distintas variantes, incluso cambiando de esquema durante los encuentros, pero la dinámica del equipo no es la misma que en el torneo pasado.
¿Dónde está el Unión del Kily?
Si algo caracterizó al equipo en la última Copa de la Liga fue la presión alta, la intensidad y el juego dinámico. Hoy, esa identidad parece desdibujada. Unión es un equipo con menos ritmo, menos recuperación y menos agresividad en ataque. Falta esa chispa que lo hacía peligroso y protagonista.
A pesar de este mal comienzo, hay señales de esperanza. En los segundos tiempos, cuando González introduce variantes, el equipo mejora. Si logra encontrar la formación y el esquema adecuados, la levantada podría llegar pronto. El Tate necesita reencontrarse con su mejor versión para salir de este pozo y no sufrir en un torneo que no da margen para muchas equivocaciones.
